Cómo vivir en un cuerpo grande

Hace pocos días envié el primer boletín por correo de este año y comenté que estaba leyendo el libro Hambre: una memoria de (mi) Cuerpo de Rosane Gay. Prometí hablar un poco más del tema, pues se trata de una memoria muy abierta y muy honesta sobre la relación de una mujer con su cuerpo.

Seguramente nunca has oído hablar de Rosane Gay; ella es una columnista norteamericana no muy conocida fuera de ciertos círculos. Lo interesante es que también es afro descendiente y ha sido obesa desde su adolescencia, luego de sufrir un brutal ataque de agresión sexual. En su libro Gay relata con candidez sus desafíos en relación a su identidad, lo que significa para ella vivir en un cuerpo gigante, y las contradicciones entre su imagen corporal, su cuerpo real, su apetito y sus deseos. Por el momento sólo existe una versión en inglés de este volumen y seguramente no llegue a Latinoamérica, pero me parece oportuno aprovechar la ocasión y hablar del tema entre nosotras.

¿Por qué? Porque el estigma contra las personas obesas es real en todo el mundo, no sólo en Estados Unidos. Incluso (o más) dentro de los círculos de comida sana y natural, que supuestamente nos impulsan a hacer cambios positivos en nuestra vida. Yo también promuevo la idea de realizar cambios positivos, pero a juzgar por lo que leo en muchos blogs, parecería que tenemos la impresión que si comiésemos sólo alimentos buenos, si hiciésemos más ejercicio, si nos sintonizáramos con nuestro apetito de manera intuitiva, si aceptásemos todo el tiempo a nuestras emociones, si hiciéramos yoga y meditación todos los días… entonces no seríamos nunca, nunca jamás gordas.

Puede ser. Tal vez eso ocurra en el mundo ideal, en donde no existe la comida chatarra y todas tenemos tiempo para cocinar y hacer ejercicio, en donde todos los trabajos fuesen agradables, todas las familias fuesen armónicas, en donde nadie se enfermase ni se quedase sin empleo… entonces puede que sí, nadie tendría jamás ni un gramo de sobrepeso. no sé qué es lo que tú opinas, pareo para mí ese mundo ideal por el momento no aparece, y en este mundo real en el que vivo existen el estrés, los trabajos insípidos y mal pagos, los problemas económicos, las familias disfuncionales, la desconexión social, la ansiedad, la depresión, el miedo… en definitiva, en este mundo real sí existe un ambiente propicio para desarrollar una relación distorsionada con nuestro apetito y con nuestro cuerpo. Y en muchos casos, esta combinación de factores lleva a la obesidad.

En otros casos, hay quienes logramos llegar a un cierto balance y no somos obesas. Pero eso no quiere decir que no tengamos nuestros propios desafíos y que estemos libres de presiones internas y externas: dime si no te ha pasado en algún momento de tu vida de hacer una dieta estricta, estar con miedo a engordar, contar las calorías de cada bocado o no querer salir a cenar con tu pareja por miedo a poner más peso… eso también es una relación disfuncional con nuestro cuerpo.

Lo que ocurre es que, si tenemos desafíos, unos kilitos demás, pero no hemos vivido en cuerpo propio la experiencia de la obesidad, tal vez nos resulte difícil comprender las dinámicas que está sufriendo una persona obesa – y muy pocas de nosotras se anima a admitir que vivir obsesionadas con el peso, la imagen y la alimentación puede ser tan serio como la obesidad. Para ser honestas, es sólo que a nivel social nuestras obsesiones no son tan visibles y pasamos algo más desapercibidas.

Vivimos en un mundo en el cual somos juzgadas implacablemente por la apariencia, y si estamos angustiadas con nuestra dieta y nuestra imagen pero tenemos un cuerpo “pasable” no seremos juzgadas tan severamente como alguien que tiene sobrepeso . Sin embargo, tu amiga con sobrepeso no sólo tendrá sus dificultades, sino que encima de todo será juzgada como “floja, sin disciplina, alguien que se deja estar”.

Esta semana estaremos publicando una serie de citas del libro de Rosane Gay en nuestra página de Facebook y en mi cuenta personal de Instagram. Te invito a leerlas y a comentarme qué es lo que te provocan, especialmente si tú eres una persona que vive en un cuerpo grande. Y si tienes amigas que se encuentran en esta situación, espero que estas citas te impulsen a interesarte más por sus experiencias y a tener conversaciones abiertas, honestas y respetuosas de la realidad de ambas, sin juzgar.

Vivir en este planeta tan alocado es un desafío, cualquiera sea tu tamaño, color y sexo. Apoyémonos mutuamente en nuestro camino.

One thought on “Cómo vivir en un cuerpo grande

  1. Buenos días:
    Maravilloso artículo, salido desde el alma. Yo he luchado para no ser gorda y no ha sido una tarea fácil, desde 1979, contaba con 17 años, me sumergí en el mundo de las dietas y a este año las continúo, son parte de mi vida y de mis pensamientos; me realizé una abdominosplastía hace unos años y mi lucha sigue porque no quiero perder la línea. En estos últimos meses he estado practicando ejercicios de respiración, he hecho meditación y ahora estoy empezando a conocer a Gabrielle y sus videos de Kundalini para aprender como hacer yoga. Los ejercicios de respiración me han permitido disfrutar de una alimentación sana, no he tenido nada de ansiedades y he disfrutado bajar de peso porque he visto resultados gigantescos. Siento que mi ser espiritual, físico y emocional han entrado en una sintonía que me permite ser felíz, tener paz y proporcionar consejo a mis conocidos que están interesados en estos temas.

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