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Mi madre, mi imagen

En esta charla gratuita exploramos la relación madre-hija: ¿qué influencia tiene tu madre sobre tu imagen y tu autoestima, y por qué? ¿cómo interpretar los mensajes de nuestras madres que nos hacen daño? ¿es posible cambiar o mejorar ese legado?

No te pierdas este primer seminario introduciendo el tema, te va a ser muy útil para explorar esta relación.

Y si te sirve y te gusta, no te olvides de dejarnos un comentario y compartirlo con quienes lo puedan necesitar.

 

Alimentación en familia: errores emocionales

En esta nueva entrega de video te explicamos cuáles son los errores emocionales que la mayoría de los padres cometen a la hora de alimentar a sus hijos. Si no eres mamá te recomendamos igual escuchar atentamente la explicación, pues seguramente descubras situaciones que se daban en la casa de tus padres y puedas comprender mejor cómo te pueden haber influido.

Déjanos un comentario aquí debajo y cuéntanos cómo se aplican estas sugerencias a tu caso.

Libérate de tus emociones negativas

¿Cómo hacer para sacarnos de encima la preocupación, la ansiedad y el estrés? Especialmente en relación a la nutrición, a veces parece que no tenemos las herramientas necesarias para poder trabajar nuestros miedos.

Si eres una persona que se interesa por las técnicas de autoayuda y todavía no conoces el tapping, o has oído hablar de él pero no sabes muy bien cómo usarlo, este video te va a encantar: hoy te presentamos cómo utilizar esta técnica tan sencilla para liberar bloqueos emocionales, dolor físico y otro tipo de molestias que te impiden vivir la vida plenamente (y que muy bien se aplica a los desafíos en torno a la nutrición).

La gran diferencia del tapping con otras técnicas de autoayuda es que no necesitas nada más que tus manos para realizarlo, y los resultados son prácticamente inmediatos. Además no se requiere demasiado conocimiento de tu parte para poder aplicarlo, ¡sólo con mirar este video ya vas a poder ponerlo en práctica!
 

 
Si ya has visto el video te pedimos por favor que nos dejes un comentario aquí debajo, contándonos cómo te fue y qué más te gustaría aprender de esta técnica. ¡Gracias!

Lo que no sabías que te engordaba

 

En esta nueva entrega realizada por Elisa en exclusivo para el Huffington Post, te explicamos cuáles son las cuatro comidas que te pueden hacer engordar sin que tú lo sepas (y dicho sea de paso, ¡no son las comidas que tú crees!).
Si quieres enterarte de cuáles son y leer el artículo completo, haz click AQUI para acceder al mismo. Si te gusta y si te ha sido útil no te olvides de dejarnos un comentario y compartirlo.

Cómo comprender tus antojos

 

A todas nos ha pasado en algún momento: no tenemos mucho hambre, pero sentimos ganas de comer algo. Puede ser un dulce, unas papitas chips o un chocolate: por lo general no se trata de algo demasiado sano y nos cuesta muchísimo decir que no.

Estas ganas de comer sin gran hambre es llamada “antojo” o ganas de “embutirse”, y tradicionalmente se asocia con los gustos de las mujeres embarazadas. Sin embargo, la ciencia nos prueba que se trata de un fenómeno común, y que está asociado tanto a procesos neurológicos como a adicciones alimenticias.

Comprender lo que nos ocurre durante un antojo es el primer paso para poder resolverlo. Por eso en esta entrega te sugerimos cinco preguntas que debes hacerte cuando sientas que no puedes resistirte a la tentación:

Sigue leyendo AQUI esta entrada exclusiva que hemos hecho para el Huffington Post y no te olvides de dejarnos un comentario una vez que empieces a poner las cinco preguntas en práctica…

Espejito mágico…¿cuánta autoestima me das hoy?

Todos los terapeutas nos especializamos en un campo que nos interesa. Y dentro de ese campo, existen muchas áreas diversas. Cuando realicé mi especialización en Psicología de la Nutrición, originalmente comencé a trabajar en el área de alimentación desordenada, un campo fascinante y muy complejo. Pero cada vez llegaban a mi consultorio más mujeres que no padecían de desórdenes alimenticios: ellas querían bajar de peso, incluso aunque desde un punto de vista médico no tuviesen muchos kilos de más.

Tras haber trabajado con muchas clientas en esta situación, debo reconocer que una de las áreas que más desafíos plantea para las mujeres es la imagen corporal, y cómo la relacionamos con nuestra autoestima.

Hay muchísimas mujeres que no quieren perder peso para ser más flacas (honestamente tienen un peso sano, aunque no sea el peso que la televisión  y los anuncios le quieren vender), sino que quieren perder peso para sentirse bien y mejorar su autoestima. Es entonces que yo me siento obligada a hacerles esta observación: ¿cómo se relaciona tu felicidad a tu imagen? Si yo te dijera que no vas a perder un gramo de peso más por el resto de tu vida, ¿te resignarías a no ser feliz por los próximos 40 años?

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La imagen corporal es un tema complejo: vivimos en una cultura obsesionada con lo físico, con la delgadez extrema por un lado y por los excesos por el otro – excesos de emociones, excesos de consumo, exceso de calorías… No es fácil ignorar los mensajes que recibimos de nuestro medio ambiente. Pero tampoco es justo para nosotras dejar que el resto de la sociedad determine cuánta autoestima podemos tener. Por eso me gusta mucho darles este ejemplo: en la naturaleza, las flores tienen un ciclo de vida que incluye florecer, abrirse y brindar colores y perfumes. La flor tiene esa misión independientemente de lo que el resto del mundo piense de ella. Una flor brinda su belleza, su perfume y todas sus cualidades al resto del mundo porque puede hacerlo, no porque el resto del mundo la esté mirando, la quiera o le diga que es linda.

Lo mismo ocurre con nosotras mismas: la vida nos ha dado a cada una de nosotras cualidades únicas, que solamente nosotras podemos expresar. Es un regalo que la vida nos hace. Es nuestro deber (y nuestra alegría) dejar que nuestra belleza interna se manifieste en este plano físico, independientemente de lo que piensen los demás, de si ellos nos miran, nos valoran o aprueban nuestra conducta.

Por eso, antes de preguntarle al espejo qué piensa de ti, recuerda que tú tienes el poder de expresar toda tu belleza en este mundo sin necesitar la aprobación externa de alguien más. Es el regalo que la vida te hace. ¡Disfruta!

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Cómo romper el ciclo de la ansiedad

Sin duda, la ansiedad en torno a la alimentación es uno de los temas más importantes que vemos día a día. Irónicamente, la ansiedad no existe solamente en una situación específica de peso y salud, sino que se repite a lo largo de todo el espectro de peso e imagen. Es decir, si tú quieres perder peso probablemente estés ansiosa porque quieres hacerlo en determinada cantidad de días o meses y tal vez pienses que no lo conseguirás. Pero seguramente estarás convencida que, una vez que logres quitarte de arriba el sobrepeso, te sentirás mucho mejor y la ansiedad se te pasará.
ansADVwebLamentablemente eso no ocurre: en mi experiencia, tengo muchísimas clientas delgadas y de cuerpo esbelto que han logrado llegar a su peso ideal. Pero no han logrado quitarse la ansiedad de encima y, en muchos casos, su nerviosismo se ha vuelto peor. Es que ahora temen subir de vuelta de peso, tener que hacer ejercicio o dieta todos los días por el resto de sus vidas, que la ropa nueva no les quede, que sus amigas se piensen que son unas flojas si ganan un par de kilos…

Como ves, la ansiedad no discrimina ni a gordas ni a flacas. Y tampoco se va cuando el espejo nos revela una imagen deseable, porque el problema no es el peso. Para liberarte de la ansiedad no necesariamente tienes que trabajar en tu aspecto físico – ¿acaso no llevas ya toda una vida chequeando tu imagen en el espejo, tratando dietas y programas de ejercicio nuevos, y todavía sientes esa inseguridad cuando ves una foto tuya o te miras en el reflejo de una vidriera? Entonces ya sabes que la estrategia de estar constantemente queriendo remodelar tu cuerpo no funciona.  Por eso es bueno preguntarnos, ¿si esta estrategia no funciona, por qué la seguimos haciendo?

Probablemente seguimos utilizando estas estrategias que no funcionan porque: (1) son las únicas estrategias que conocemos, (2) es a lo que estamos acostumbradas, y (3) es lo que los medios masivos y los avisos de productos de dieta y ejercicio quieren que creamos (¡compra este batido para adelgazar! ¡tíñete el pelo para parecer más delgada! ¡esta falda reduce tus curvas!).
A falta de conocimiento de otras alternativas, solemos caer en el hábito de seguir queriendo cambiar el cuerpo para quitarnos la ansiedad de encima – y seguimos teniendo el mismo resultado insatisfactorio.

La otra opción para trabajar la ansiedad no es la más conocida, pero al menos funciona (¡aunque sea a la larga y tengamos que tener paciencia!). Se trata de explorar nuestras emociones e identificar cuáles son nuestros miedos y creencias erróneas sobre imagen y alimentación. Cuando aceptamos este desafío y nos comprometemos a aceptarnos independientemente de nuestro peso, es que logramos salirnos de ese ciclo negativo de juzgarnos constantemente y vivir ansiosas. ¡Te invito a comenzar hoy tu jornada de liberación personal!
 

Guía para padres: adolescentes y alimentación desordenada

(Esta entrevista a Elisa Markhoff fue realizada recientemente para la publicación Ser Familia del diario El País. La copiamos aquí en su totalidad pues el suplemento no tiene página web, y creemos que muchos padres pueden beneficiar de ella.)

¿Es lo mismo decir “trastorno alimenticio” que “desorden”?

EM: De forma clásica, se ha utilizado la terminología separando el “trastorno” del “desorden”: “trastorno” se utilizaba más que nada para la alimentación desordenada (como ser atracones y dietas crónicas),  y “desorden” se reservaba para la bulimia y la anorexia. Existen muchos factores por los cuales se ha intentado mantener esta división, por ejemplo, en algunos países no todos los profesionales pueden trabajar con pacientes que padezcan “desórdenes”, hay temas legales y de medicación.

Pero el entendimiento sobre trastornos y desórdenes alimenticios ha aumentado,  y hoy por hoy se sabe que todos los problemas alimenticios son serios, y que cada vez nos encontramos con más casos que incluyen síntomas de transtornos y desórdenes. Se trata de la gama de alimentación problemática que se denomina EDNOS (Eating Disorders Not Otherwise Specified, en español se traduciría como DANOS Desórdenes Alimenticios NO EspecíficoS).

¿Cuáles son los trastornos alimenticios más comunes en la adolescencia?

EM: El primer trastorno (que lamentablemente la mayoría de los padres no lo reconoce como tal) es comenzar a hacer dieta. Muchos casos de bulimia y anorexia se relacionan a dietas hipocalóricas, no necesariamente están relacionados a traumas de la infancia ni a familias disfuncionales, como se creía hace varios años.

En la adolescencia observamos los mismos trastornos que en otras etapas: las dietas crónicas, los atracones, la anorexia y la bulimia están presente cada vez a edades más jóvenes. Antes, la edad típica para identificar un primer caso de anroexia eran los 15 años, hoy por hoy estamos tratando niños de 10 años o menos.

¿Qué factores influyen en que un adolescente presente un trastorno alimenticio?

EM: Como mencionáramos antes, las dietas son un factor importantísimo. Es que a nivel social, una dieta puede representar (especialmente para las chicas) un rito de pasaje: ya no somos niñas, ya tenemos curvas y podemos hacer nuestra primer dieta. Como padres, tenemos que prestar mucha atención a este comportamiento. Yo siempre digo que los papás nos alarmamos si nuestros hijos fuman o toman, pero si hacen dieta no intervenimos: es más, a veces nos alegramos, sobre todo si nuestros hijos eran percibidos como “rellenitos”.

Existen  muchos otros factores, desde el entorno hasta la personalidad. Por ejemplo, sabemos que dentro de las chicas que padecen bulimia y anorexia hay tendencia al perfeccionismo, que son personas muy inteligentes, y que tiende a haber una desconexión entre intelecto y cuerpo. Esto es a rasgos muy generales, antes se creía que los desórdenes alimenticios eran exclusivos de “gente bien”, pero no es así, una persona de cualquier etnia y estrato social puede presentarlos.

¿Las mujeres tienden a padecerlos más?

EM: Sí, por lo general el número de mujeres es el doble, aunque cada vez hay más casos de hombres (y niños).

¿Un trastorno alimenticio siempre trae consigo la pérdida de peso? ¿Qué otras complicaciones conlleva?

EM: No, un trastorno alimenticio no siempre trae consigo una pérdida drástica de peso. La bulimia, por ejemplo, es percibida por varias adolescentes como un “sistema” para comer sin aumentar de peso. La salud se deteriora, pero no necesariamente observamos aumento ni pérdida de peso. Por eso es tan importante el rol de los padres, ellos conocen a sus hijos y son por lo general los primeros en detectar que algo está mal, aunque tal vez no se den cuenta qué.

Dependiendo del trastorno alimenticio vamos a ver una u otra complicación: problemas digestivos y de absorción de macro y micro nutrientes, desbalance de electrolitos y cardiopatía, fatiga, depresión, obesidad… la lista es muy larga.

¿Qué signos sirven de indicadores a los padres en esa situación? ¿Cómo deben actuar?

EM: El rol de los padres es fundamental, porque como dijimos son quienes conocen a sus hijos mejor, saben lo que es normal para su hijo y lo que “es raro”. Aparte de la fluctuación en peso, que es el indicador obvio, los padres tienen que prestar atención a:

cambios en estados de ánimo (irritabilidad excesiva, mal humor, etc, que pueden ser síntomas de desbalances hormonales y malnutrición)

comportamientos erráticos, especialmente prestar atención al aislamiento: el adolescente que quiere comer a destiempo de la familia, que se encierra por demasiado tiempo en el baño, que empieza a evitar contacto social, aunque no de manera drástica.

¡Y por supuesto a las dietas!

En cuanto a cómo actuar, confrontar al adolescente no es siempre la mejor opción. Yo sugiero hablar el tema con el pedíatra, quien nos puede guiar sobre qué tipo de apoyo buscar. Lamentablemente las consultas al doctor suelen ser más bien cortas, y no todos los doctores tienen entrenamiento extensivo en esta área. Por eso si los padres sienten que algo está mal y por algún motivo no logran el apoyo médico, sugiero  que busquen una segunda opinión o que consulten a asociaciones sobre tarstornos alimenticios. Es siempre preferible a que no hagan nada y esperen a que “a mi hija se le pase esta fase”.

¿Cuánto influye el entorno social del adolescente en los trastornos alimenticios? ¿Cuánto influye la familia?

EM: El entorno es crucial, tanto para el desarrollo del trastorno (por ejemplo, la presión social por estar flaca) como para su resolución. En especial el rol de la familia es fundamental. Hoy por hoy los tratamientos que dan mejores resultados son aquellos en los cuales se involucra a toda la familia, incluso al punto de evitar hospitalizaciones (por ej el Family Based Program del Reino Unido; el Maudsley Method).

¿Cómo es un tratamiento? ¿Qué cuidados hay que tener luego de finalizado (si es que finaliza en algún momento)?

EM: El tratamiento dependerá de muchísimos factores: edad, grado de desorden alimenticio, entorno, etc. En el caso de la anorexia el aumento de peso es imperativo, pero en el caso de la bulimia el peso no es necesariamente un factor importante, y en el caso de atracones (binges, en inglés) hay sobrepeso: o sea, cada trastorno presenta su propia gama de desafíos.

A grandes rasgos podemos decir que si el trastorno es reciente (o sea, lo hemos descubierto apenas comienza) las probabilidades de recuperación son altas. Normalmente el tratamiento incluye todo un equipo profesional: no sólo necesitamos controlar con el doctor, sino también necesitamos un seguimiento de nutrición, el apoyo de un terapeuta para el adolescente y para la familia (por lo general en sesiones separadas, siendo el tratamiento del joven mucho más intensivo puesto que hay que lograr cambios de conducta). Y dependiendo del caso habrá o no medicación u hospitalización.

Para finalizar quiero recalcar que el proceso de recuperación no es lineal, sino que puede ser cíclico, especialmente si el trastorno no ha sido resuelto de raíz: hay mejorías y recaídas, y como padres tenemos que estar siempre atentos y brindar apoyo y cariño a nuestros hijos. Porque muchas veces la familia se agota, y siempre hay que recordar que estamos tratando con un adolescente que tiene un problema, y la meta es ayudarlo, no criticarlo o estigmatizarlo.

 

El cuerpo de la evidencia

Hace algún tiempo, cuando me graduaba como Experta en Psicología de la Nutrición, pensé que mis años de estudio y entrenamiento habían llegado a su fin. Por supuesto que tomaría algún que otro seminario para mantenerme al día, pero no necesitaría más conocimiento que el obtenido con mi certificado.

Esto fue cierto hasta cierto punto: sí, todavía participo en conferencias y leo muchos libros, pero para mi sorpresa, mi fuente principal de aprendizaje no han sido instituciones ni bibliotecas. El verdadero origen de mis enseñanzas proviene de mis clientas.

Ellas son quienes se abren a contarme sus historias de vida, quienes ofrecen su vulnerabilidad y su fuerza, quienes comparten sus sueños y sus miedos; ellas son quienes avanzan mis estudios, día tras día.

La semana pasada, por ejemplo, me cité con Susana en un café del centro. Era un día caluroso y decidimos hacer nuestra sesión al aire libre: yo pedí un té frío, y ella pidió un helado de chocolate.

El helado fue un gesto de valentía: por más de 7 años, Susana ha intentado por todos los medios bajar 10 kilos de sus caderas, y no ha tenido suerte. Ha hecho cuanta dieta pudo, y  a veces los kilos se fueron pero volvieron con más furia. Cuando nos conocimos, hace pocos meses, ella realizaba una dieta extremadamente limitada.

Ahora Susana ya no se priva de nada y se anima a darse pequeños gustos, como es el caso del helado. También ha bajado un par de kilos y se siente bien. Tal vez haya sido que en verano tiene menos hambre, que comenzó a hacer yoga, o que se siente menos estresada. De todas formas, me confiesa, el resto del sobrepeso todavía le molesta.

– Estoy muy contenta con el progreso que hemos logrado – me dice -. Pero todavía quiero bajar los otros kilos. Nunca he sido delgada, y me pregunto cómo sería mi vida si lo fuese. Creo que sería otra persona.

Este es el momento en que las dos descubrimos una nueva enseñanza.

cambio

Como Susana, muchas de mis clientas quieren llegar al resultado final, a ese momento en el que serán flacas y sus vidas cambiarán para siempre. Y justamente ese es el problema: el sobrepeso está allí por un motivo. A veces, es para recordarnos los desafíos que hemos superado y los que todavía nos quedan por superar. Inconscientemente, perder peso podría significar renunciar a nuestra historia personal. ¿Y si pierdo el peso y soy flaca y feliz, me acordaré todavía de todas las que pasé cuando era más rellenita? ¿Se borrarán de mi memoria todas las lecciones que he aprendido, quién seré cuando el sobrepeso ya no esté allí para recordármelo?

Nuestros cuerpos pueden ser símbolos poderosos, receptores de nuestra trayectoria en este planeta. La forma de nuestro cuerpo puede revelar lo que hemos estado viviendo en nuestro universo personal; por eso, abandonar esa forma puede generarnos ansiedad. Tal vez temamos que nuestra identidad actual desaparezca, y por este motivo nuestra personalidad se aferre más a nuestra forma actual.

Susana y yo nos quedamos un ratito más en el café. Le doy gracias por ser tan cándida conmigo, y le aseguro que vamos a encontrar juntas otras formas de expresar su personalidad, sus valores y su historia personal. En definitiva: podemos honrar nuestro pasado, nuestra memoria, y nuestro cuerpo actual mediante técnicas alternativas. Entonces nuestro cuerpo no necesitará mantener su forma actual para recordarnos quiénes somos.

Susana sonríe. Algo adentro suyo está cambiando. Sabe que realizar este cambio requerirá esfuerzo y constancia, que la superación personal no es tan fácil como una dieta, pero está dispuesta a dar el paso, y yo estoy dispuesta a acompañarla.

Nos despedimos y yo vuelvo a casa. Cuando abro la puerta recuerdo que tengo una conferencia virtual en pocos minutos. Pero algo me dice que ya he aprendido la lección más importante del día, y le doy gracias a mis clientas por ser parte de mi vida.