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Algo que contarte…

…ya que no has recibido noticias mías por algún tiempo. Para no escribirte un correo super largo decidí grabarte este pequeño video y ponerte un poco al tanto de las novedades de nuestro equipo.

Si deseas participar en las sesiones de Tapping gratuitas que Elisa estará ofreciendo, estos son los días y horarios en los cuales se brindarán:

  • lunes 10 de mayo a las 10 AM horario de Nueva York
  • martes 18 de mayo a la 1 PM (mediodía) horario de Nueva York
  • miércoles 26 de mayo a las 10 AM horario de Nueva York

Estaremos enviando los enlaces de ingreso a través de nuestro boletín de correos. Puedes participar en las tres sesiones si lo deseas, la idea es que en cada sesión hablemos de temas distintos y contestemos distintas preguntas. Por eso te recomiendo ver las grabaciones de las sesiones anteriores si no puedes participar en tdodas.

Si tienes preguntas que deseas ver contestadas es fundamental que nos las envíes dejándolas aquí debajo como comentario. Estaremos recibiendo preguntas todo el tiempo, pero por temas de organización si envías una pregunta 24 horas antes de la clase, seguramente no la respondamos hasta la llamada próxima.

Recuerda que puedes aprender las bases del tapping desde ya en este video introductorio, porque durante las llamadas estamos asumiendo que ya tienes una idea de qué es el tapping.

Si estás interesada en aprender Psicología de la Nutrición para Profesionales de Salud, puedes inscribirte ya a nuestro curso.

Gracias por acompañarnos en nuestra labor.

Sesión en Vivo

Gracias a quienes enviaron comentarios, preguntas, y a quienes participaron en la sesión del vivo en el día de hoy. Aquí compartimos la grabación para que todas puedan beneficiarse del contenido que hemos compartido con nuestra comunidad.

Las historias que han sido compartidas son muy personales, y por eso no están incluidas en la grabación. Siempre respetamos tu privacidad y el contenedor sagrado de nuestros cursos.

Por favor mira el video en su totalidad, pues en él compartimos dos prácticas poderosas para ayudarte a procesar pérdidas.

Si postulaste para una beca asegúrate de ser suscriptora de nuestro boletín de correo, pues este viernes estaremos comunicando los nombres de las ganadoras. Mucha suerte a todas y gracias por participar.

La historia más triste

En los últimos días he recibido muchos correos preguntándome sobre los cursos que impartimos este año. Uno de los comentarios más frecuentes es que” el curso Transforma tus Pérdidas tal vez sea demasiado pesado o negativo, ¿sería posible que brindes algo más liviano o inspirador para empezar el año?”Comprendo el motivo del comentario – nadie quiere anotarse en una clase deprimente o que revuelva nuestras heridas. Pero Transforma tus Pérdidas no es eso, sino todo lo contrario. Es un curso muy positivo, y si me regalas un par de minutos ahora te cuento por qué. No es una historia que yo comparta frecuentemente…

La foto que estás viendo aquí arriba fue tomada un enero hace mucho tiempo, en el día de mi cumpleaños. Yo cumplía 10 años, y la niña que ves en mis brazos era mi hermanita Isabel de 2 años. Como éramos una familia grande, yo ayudaba mucho a cuidarla y nos teníamos gran afecto, creo que se puede ver claramente en nuestros gestos.
Pues bien, dos meses luego de tomar esa foto mi hermana Isabel estaba muerta. No sólo eso: fui yo quien la encontró sin vida, un hecho que me marcó para siempre.

Eran los años 80, por aquellas épocas no había gran conocimiento de la psicología del trauma, y lógicamente la atención de mi familia fue en torno a su fallecimiento; es decir, a nadie se le ocurrió que yo estuviese traumatizada. Ya bastante tenían mis parientes con intentar salir adelante después de esta tragedia. Para mí, sin embargo, todo esto tuvo consecuencias devastadoras: comencé con conductas compulsivas (me lavaba las manos cada cinco minutos), mutismo selectivo (que fue interpretado como timidez adolescente) y episodios de ansiedad. 
Como además mi madre estaba sumida en una depresión, nadie supo acompañar este proceso, un espiral que continuó más adelante con desórdenes alimenticios (que tampoco nadie notó) hasta mis 20 años. De todo esto me di cuenta más adelante, porque cuando vives algo así y no tienes apoyo psicológico, no eres consciente del impacto que tiene sobre ti.

No te cuento esto para decirte lo triste que fue mi vida, sino todo lo contrario: cuando finalmente tuve las herramientas para trabajar ese trauma, las dificultades que estaba experimentando comenzaron a disolverse y mi vida cambió. Fue un proceso largo, a través del cual aprendí muchísimo sobre mí misma, sobre las culpas y miedos que estaba acarreando sobre mis pequeños hombros, sobre la importancia del auto cuidado y de la auto compasión. Aprendí además que esa historia tan triste era en realidad mi super poder: ahora yo sabía lo que era tocar fondo, pero también había aprendido cómo volar alto con mis propias alas. Y a partir de ahora podía despegar vuelo.

Años más tarde me especialicé en Psicología de la Nutrición, y profundicé mis conocimientos en la relación entre ansiedad, sobrepeso, alimentación desordenada, traumas y pérdidas. Lo más interesante era que, cuantas más clientas veía, más me daba cuenta de que muchas de sus problemáticas tenían raíces en situaciones de pérdidas.
Tal vez ellas no habían experimentado algo tan extremo como yo, claro, pero sí se habían expuesto a vivencias que todavía las afectaban y ellas ni siquiera se daban cuenta. 
Mis clientas no lograban ver la relación entre estos hechos y su bienestar actual, su sobrepeso, su ansiedad… es más, muchas veces yo sólo me enteraba de esas pérdidas luego de meses de trabajar juntas. Un desengaño de pareja, una madre deprimida, un padre ausente, un aborto, la ruina económica, la adicción de un ser querido, un cáncer de mama, un hijo con autismo, emigrar de su país… 

las pérdidas, por más pequeñas que sean, necesitan ser reconocidas y trabajadas. Este proceso no tiene por qué ser agobiante ni pesado: es más, si es guiado correctamente
sé que puede ser una experiencia positiva y enriquecedora. 

Si sigues mi trabajo ya sabes que hago todo con mucho afecto, con honestidad y con gran compasión. Ese es mi estilo. No podemos sanar una herida si le seguimos poniendo sal… el super poder para sanar las heridas es atenderlas con cariño, con cuidado y con respeto. Por eso he diseñado un curso en el cual, a lo largo de seis módulos, trabajamos positivamente nuestras pérdidas. Para que se conviertan en tu super poder y tú también despegues vuelo. 

El nuevo curso inicia este viernes 8. El miércoles 6 estaré contestando tus preguntas por Zoom – si tienes dudas sobre el contenido, si quieres saber si este curso es adecuado para ti o si sólo quieres compartir algo conmigo, simplemente déjame unas palabras aquí debajo. Siempre leo todos tus mensajes y valoro mucho tus comentarios. 

Rosas para el 2021

Estamos a un pasito del 2021 y creo no equivocarme en decir que siente muy bien despedir al 2020, un año que nos ha marcado a fuego como civilización.
Si usas Whatsapp o cualquier aplicación de mensajes, tal vez también te ocurra a ti lo mismo que a mí: desde hace horas estoy recibiendo un montón de chistes y memes de fin de año.  Uno de mis favoritos es este de Mafalda que me mandó mi hermana: 
Chiste aparte, con lo complicado que ha sido el 2020 para todas es lógico que muchas de nosotras le tengamos desconfianza al 2021 y no compartamos el optimismo de Felipito.

En mi caso, me gusta hablar de optimismo fundado (o como dicen en mis pagos, A Dios rogando y con el mazo dando).

El optimismo infundado es cuando pensamos que todo va a estar bien porque sí, cuando ponemos toda la fe en factores externos:  Dios, el destino, la suerte. Pensamos por ejemplo “ojalá este año me gane la lotería, tal vez me den un aumento en el trabajo, me encantaría irme de viaje, deseo que mi pareja me regale una joya”.

El optimismo fundado, por el contrario, es cuando tenemos fe en los factores que nosotras mismas podemos controlar – es decir, podemos ser optimistas de lo que el destino tenga para nosotros pero, más que nada, somos optimistas de nuestras habilidades y del fruto que esas habilidades puedan dar. Ejemplos son “quiero sentirme mejor entonces voy a trabajar en mi autoestima, deseo un mejor puesto de trabajo por eso voy a aprender nuevas formas de mejorar mis conocimientos, anhelo más armonía en mi familia y por eso voy a demostrar más afecto a mis seres queridos”. 

 

El optimismo fundado es sinónimo de sembrar semillas: sabemos que no podemos controlar lo que la vida traiga, pero tenemos optimismo en nuestra habilidad de responder positivamente a lo que nos ocurra, pues estamos comprometidas diariamente con nuestro crecimiento personal. 

Por eso, si bien me encanta Mafalda, mi nueva mantra favorita para el 2021 es ésta: voy a recoger rosas porque las planté. Para cosechar lo bueno necesitamos tener y sostener una visión a largo plazo, trabajar con nuestras manos y con todo nuestro ser, cuidar lo que queremos diariamente, incluso cuando no tenemos tantas ganas o cuando los factores externos se ponen difíciles. Tal vez no cosechemos todas las semillas plantadas, pero es imposible recoger sin sembrar. 

Te deseo de corazón que las semillas que plantes en el 2021 den rosas maravillosas.



Si quieres plantar semillas conmigo, puedes unirte a mi curso Transforma tus Pérdidas que inicia el 8 de Enero.

Portales Energéticos

Hoy es el 21 de Diciembre, mejor conocido como el día del solsticio, y muchas de nosotras estamos más que listas para dejar ir todo lo que nos ha apesadumbrado tanto durante el 2020. Mi lista personal es bastante larga: fue un año en el que perdí familiares, otros seres queridos estuvieron internados, y en este momento estoy tapada de nieve con distanciamiento social (¿te suena?).


Por eso comprendo las ganas de querer dejar todo lo negativo atrás, especialmente hoy día de solsticio. Tradicionalmente los solsticios han sido fechas consideradas propicias por la mayoría de las culturas antiguas – piensa por ejemplo en las alineaciones del círculo de Stonehenge o la tumba de New grange, y por supuesto también en las pirámides egipcias.

Lamentablemente, nuestra cultura moderna ya no tiene esa asociación tan fuerte con una cosmología inclusiva, y las pocas ceremonias que realizamos tienden a estar marcadas por una gran asociación con el consumismo. Parecería que cada vez hay menos elementos que marcan las transiciones entre fases de la vida o entre los espacios liminales y los espacios físicos.


Es por eso que la mayoría de nosotras hace un poco de todo, y a veces sentimos que no sabemos si vale la pena intentarlo o no ¿medito o no medito? ¿aprendo un mantra, prendo incienso, sigo yendo a misa, me compro una gaita o qué? Esa falta de certeza es lógica, después de todo ya no tenemos un marco religioso cultural que nos ancle como sociedad.Los griegos, los egipcios, los sumerios y las culturas autóctonas meso americanas tenían ese anclaje, como parte de una cosmovisión total que era integrada en su vida diaria a través de creencias, rituales y un marco mitológico establecido. Pero nuestra sociedad moderna ya no lo tiene, y está en crisis.

La crisis no es sólo por el Coronavirus: desde hace ya años estos tiempos se sienten confusos y apocalípticos. Justamente, la palabra apocalipsis significa re-velación, es decir, la caída de los velos. Los espejismos ya no alcanzan y se nos muestran las esencias – nuestros lados buenos y los más oscuros, eso que queríamos esconder, tanto como sociedad y como individuos.


Tal vez por eso nos atraen las ceremonias y los rituales: por lo general es menos doloroso querer cambiar la realidad a nivel energético que querer hacer el trabajo de la personalidad. Enfrentarnos a nuestras propias carencias, asumir responsabilidad por nuestro mundo emocional. Reparar lo roto, admitir errores, transformar la rabia.


Insisto en la belleza y la profundidad de las ceremonias, y la que tenga que tocar tambor o aullar a la luna esta noche por favor que no deje de hacerlo, supongo que todo aporta. Pero no creo que sea suficiente. Los portales energéticos sólo funcionan si los logramos cruzar. Mientras sigamos prendiendo velas para que cambien los otros, para elevarnos espiritualmente mientras se hunde nuestra vida diaria, seguiremos atascadas en el umbral. El trabajo individual es arduo y es de toda una vida. Pero hay que hacerlo, con y sin solsticio.

Para ayudarte en esta transición quiero dejarte aquí una pequeña reflexión sobre la importancia de tiempos apocalípticos, rituales, portales energéticos y el trabajo psicológico. Por favor tómate un par de minutos para escucharla en su totalidad, pues hacerlo te facilitará decidir cómo combinar las prácticas energéticas con otras modalidades de trabajo.

Recuerda que siempre leo con mucho gusto tus preguntas y comentarios, puedes dejarlas aquí debajo si lo deseas.

Si estás buscando trabajos energéticos para realizar en el día de hoy te recomiendo el trabajo de María José Flaqué en su comunidad Mujer Holística.

Si estás interesada en participar en el nuevo curso Transforma tus Pérdidas encuentras más información aquí.

Gracias por ser parte de nuestra comunidad y Feliz Solsticio para ti y tus seres queridos.

Deja ir tu Sobrepeso Emocional

Este 2020 que está casi casi terminando no deja de sorprendernos (o más bien horrorizarnos) a cada rato. Muchas de ustedes me han escrito sobre las dificultades que han experimentado en los últimos meses, desde las dificultades que conlleva el aislamiento hasta problemas económicos por cambios laborales.

Tal vez los temas que más me han comentado, aparte del Covid, han sido la ansiedad y el sobrepeso. Ansiedad porque el mundo que conocíamos ya no existe, y este mundo nuevo parece bastante ilógico. Es difícil planear nada en las circunstancias actuales. 
Y sobrepeso porque esa ansiedad lleva a comer demás, a sentirnos paralizadas y por ende inactivas. 

Pero no todos los desafíos que experimentamos con el Covid comenzaron este año – muchas de nosotras ya veníamos cansadas porque acarreamos sobrepeso desde hace tiempo. Tal vez no sobrepeso físico, pero sí SOBREPESO EMOCIONAL.

Si teníamos sobrepeso físico no sólo no lo pudimos perder sino que subimos más, y si teníamos peso normal pero gran sobrepeso emocional tal vez comenzamos a poner algunos kilos. La situación se vuelve bastante frustrante, porque si no comprendemos qué es el sobrepeso emocional y de dónde viene, mal vamos a poder perderlo. Y si no lo perdemos, tendrá consecuencias en nuestro peso físico.

Gracias por tu interés en nuestro seminario gratuito. El plazo para verlo ha concluido. Hemos archivado el seminario y la meditación, que forman parte del curso Transforma tus Pérdidas. Las clases inician en enero, pero quienes se inscriban desde ya tienen acceso al seminario y la meditación hasta que las clases comiencen.

Feliz con Sobrepeso

*** Atención, el plazo para ver este seminario ya ha concluido. Gracias a todas por participar***

Como prometido te estamos dando acceso a nuestro seminario Feliz con Sobrepeso, en el cual hablamos de los prejuicios más comunes que normalmente tenemos con las personas “gorditas” y por qué esos razonamientos no son ciertos. Si no tienes sobrepeso este seminario te va a servir mucho para comprender mejor a quienes te rodean y, si tienes sobrepeso (o crees que tienes, porque en muchos casos ni siquiera es sobrepeso) ésta es la charla que estás necesitando ver ahora. Si luego de verlo tienes interés en continuar explorando la relación con tu cuerpo puedes hacerlo en nuestro curso Mi Cuerpo Mi Tesoro.

¿Eres profesional de salud y deseas profundizar este tema? Buenas noticias: te estamos regalando un segmento adicional con consejos y observaciones que puedes utilizar en tu praxis. Y por supuesto extendemos la invitación a participar en nuestro último grupo de Introducción a la Psicología de la Nutrición para Profesionales de Salud que inicia este viernes 2 de Octubre.

Ambos seminarios estarán disponibles hasta el domingo 4 de Octubre inclusive para que los mires de forma absolutamente gratuita.

Si te han gustado y quieres compartir tu experiencia con nosotras siempre puedes dejarnos tus comentarios y preguntas aquí debajo. ¡Gracias por ser parte de nuestra comunidad!


Estudia con nosotras

En estos tiempos locos de pandemia muchas de ustedes nos han contactado para realizar estudios con nuestro equipo. Como dijimos anteriormente, todavía no tenemos fechas para los cursos de Psicología de la Nutrición para Profesionales de Salud. Sin embargo, sí tenemos habilitado (y lo recomendamos fervientemente) el curso Mi Cuerpo Mi Tesoro, que puedes tomar sin necesidad de haber realizado estudios profesionales de nutrición.

En Mi Cuerpo Mi Tesoro aplicamos los conceptos fundacionales de la Psicología de la Nutrición para ayudarte a alcanzar tu bienestar, que no es solamente un estado físico sino un campo mucho más grande que también abarca aspectos emocionales, intelectuales e incluso espirituales.

La ventaja de Mi Cuerpo Mi Tesoro es que tienes acceso continuo al material, mientras que en los cursos para profesionales sólo brindamos acceso por seis meses.

En este momento nuestro equipo está trabajando en abrir una nueva plataforma con cursos para profesionales, pero seguramente no estará disponible por algunos meses. Por eso, si estás interesada en nuestro material, Mi Cuerpo Mi Tesoro es la forma más práctica y económicamente accesible de conocer nuestro trabajo.

Mi Cuerpo Mi Tesoro es 100% en línea y es brindado a través de la plataforma del Instituto Hábitos. Gracias por confiar en nuestra labor.

Año Nuevo con Consciencia

INICIO DE UNA ERA CONSCIENTE. Estamos viviendo tiempos muy acelerados y más de una de nosotras siente que el 2019 nos ha dejado como a una gallina desplumada, con poca energía y muchas cosas por resolver. Para comenzar el 2020 de forma positiva no tengo fórmulas mágicas, pero sí una pequeña práctica para ayudarnos a crear un espacio nuevo que nos permita cambiar de actitud, recargar energía y centrarnos. Hazlo sólo si tienes tiempo para ti, si tu día es muy loco es preferible dejarla para otro momento en el que encuentres quietud y calma. Lo ideal es hacerlo en los primeros diez días del año, de ser posible.

En qué consiste esta práctica:

Toma un papel y escribe en él la esencia del año que se va. Trata de centrarte en su valor emocional, no es una lista de “Lo mejor del 2019” que vas a compartir en redes sociales, es un sinceramiento contigo misma así que no te limites. ¿Qué fue lo más duro del 2019? ¿Qué me trajo alegría?¿Cómo y qué aprendí, en qué áreas crecí? Para mí por ejemplo fue un año de Enseñanzas Aceleradas. Algunas las asimilé muy bien, y otras me costaron mucho.

Ahora escribe en pocas líneas la energía que quieres que el 2020 traiga, de ser posible trata de definirla en una o dos palabras. ¿En qué áreas deseo crecer emocional y espiritualmente? ¿Cómo puedo contribuir en mi vida y en mi comunidad? Yo por ejemplo elijo el Crecimiento Consciente. Muchas veces crecemos porque no nos queda más remedio frente a una situación límite o difícil, pero si desde el inicio tenemos la actitud de curiosidad y de prácticas de auto cuidado, entonces el crecimiento se vuelve una práctica programada. Tal vez para ti sean otras tus prioridades (me lo puedes comentar aquí debajo).

Toma ahora otro papel y escribe en él lo que necesitas dejar atrás para que el 2020 pueda ser suelo fértil de tu futuro. No son cosas que “quieres que pasen”, tipo “quiero dejar atrás el sobrepeso”, sino tal vez tus formas de ver el mundo, creencias limitantes o hábitos emocionales negativos que necesitan ser trabajados, como ser la mentalidad de víctima, el sentirnos solas, que no importamos. Sé lo más honesta posible y deja fluir lo que sientes, este ejercicio es sólo para ti y nadie tiene que verlo.

En este momento tendrás dos papeles: uno con la esencia del año y la energía que quieres que el 2020 traiga, y otro con lo que necesitas dejar atrás. Guarda el primero en un lugar atesorado y quema el segundo papel de la manera que mejor te guste (hay quienes lo hacen en un pequeño altar o quienes lo hace afuera y quienes utilizan también ruda, música o cristales en el proceso. Lo importante es que sea un acto simbólico para ti).
Recalco que no se trata de un ritual de manifestación rápida ni de soluciones fáciles (lamentablemente no las hay!), sino de tomar consciencia de lo que necesitamos cambiar para ser las verdaderas protagonistas de nuestro destino en este año que comienza.

FELIZ 2020 PARA TODAS y que las nuevas enseñanzas puedan ser incorporadas con calma, aceptación y alegría.

La primera dieta

Para quienes tenemos hijas, existen momentos que definen nuestra maternidad: la primera vez que dicen “mamá”, el primer diente de leche caído y, más adelante, el primer día de escuela. A medida que las niñas crecen y que se aventuran en el mundo de la adolescencia, llegan también otras “primeras veces” que nos causan más ansiedad y algo de miedo: la primer discusión grande con lágrimas y portazos, la primera salida sin un adulto acompañante, y tal vez el primer noviecito.

Como madres responsables, tratamos de aprender distintas formas positivas de navegar estas situaciones. Especialmente nos preocupamos del tema sexualidad, de la influencia del alcohol y las drogas, y del fluctuante rendimiento escolar.

Hoy me gustaría introducir otra primera vez que a muchas mamás se nos pasa por alto: la primera dieta.

Para la mayoría de nuestras hijas, la adolescencia es un período de cambio acelerado, que en muchos aspectos implica re descubrirse y re dibujar su existencia. El cuerpo cambia y comienza a regirse por los ciclos hormonales, que traen consigo no sólo la aparición del período menstrual sino también las curvas femeninas.

Esta nueva imagen sinuosa es recibida con mucha ambivalencia: por un lado nuestras hijas quieren explorar lo que significa ser mujer, y por otro lado le temen al poder de la sexualidad y de lo femenino. Es por eso que las vemos un minuto maquillándose frente al espejo, y al momento siguiente abrazando a su osito de peluche tiradas en el sofá.

Semejante tipo de reacción es comprensible, puesto que a nivel social los mensajes que enviamos a nuestras hijas son muy contradictorios. Si bien nosotras las alentamos y les decimos que pueden estudiar lo que quieran, que no necesitan casarse o tener hijos y que son hermosas con el cuerpo que ya tienen, existen muchos otros mensajes que tal vez no verbalizamos pero que se los damos con nuestro ejemplo.

Nuestras hijas perciben mucho más que nuestro discurso oral: ellas ya están acostumbradas desde niñas a oir los desafíos que nosotras mismas tenemos con el rol de lo femenino, y especialmente con nuestra propia imagen. Durante años han notado cuando le decimos a una amiga que ya no cabemos en los jeans, cuando servimos postre a toda la familia pero nosotras no lo comemos, cuando vamos a la playa y ocultamos nuestra figura debajo del pareo. Todos esos elementos son absorbidos en silencio y, llegada la adolescencia, nuestras hijas se inician también en ese mismo campo conflictivo.

Por eso, para muchas jóvenes, el rito de pasaje femenino por excelencia es la primera dieta: es señal de que su cuerpo está cambiando, que ya no tienen el físico de una niña y que su sexualidad ya se insinúa. A veces, las mamás incluso promovemos esa primer conducta alimenticia distorsionada. Tal vez porque pensamos que nuestra hija está un poco redondita y le queremos hacer un favor, pero por lo general estamos haciendo más mal que bien. Queremos que nuestras hijas se ahorren desde ya todos los problemas que nosotras hemos tenido con nuestro propio cuerpo, y proyectamos nuestros miedos y nuestros desafíos propios en su relación con la comida.

Es importante comprender que una dieta no es una solución, sino que se trata del primer comportamiento problemático en torno a la alimentación. Estudio tras estudio demuestra que las dietas no causan desórdenes alimenticios, pero que todas las mujeres que padecen de alimentación desordenada han hecho dieta.

Como profesional, no me canso de decirle a las mamás que ellas no les comprarían cigarrillos ni vodka a sus hijas, ni les prestarían el auto a una niña de 13 años; pero si la hija les dice que quiere hacer dieta, inmediatamente salen al supermercado a comprar comida “más sana” y comienzan a contar las calorías.

Es aquí donde me gustaría sugerir una ruta alternativa para todas las mamás preocupadas: no nos centremos en el peso ni en la imagen de nuestras hijas, sino en su estado de salud. Si nuestras hijas tienen curvas pero buen nivel de energía, si no hay condiciones físicas apremiantes ni complicaciones digestivas o de otra naturaleza, no es necesario hacer dieta. Y si existen enfermedades o síntomas problemáticos, entonces lo fundamental es hablar con un profesional capacitado que nos ayude a crear una alimentación saludable y balanceada, pero no restrictiva.

Crecer es difícil, tanto para las niñas como para las mamás, pues ambas estamos aprendiendo a navegar los cambios en nuestros cuerpos y en nuestras psiquis. Cuando decidimos hacerlo con una actitud positiva, centrándonos en cómo nos sentimos y en lo que nuestro cuerpo puede hacer en vez de en cómo se ve para los demás, entonces ya estamos dando juntas el primer paso saludable en esta jornada de descubrimiento.