Hambre emocional (no es lo que tú crees)

Muchas personas que siguen mi labor me envían correos, y las preguntas que recibo más frecuentemente son: ¿cómo controlo mi hambre emocional? ¿cómo puedo estar menos ansiosa? Ambas preguntas son muy buenas, pero requieren una respuesta compleja. Por eso cuando Valeria Lozano me invitó a participar en su plataforma Instituto Hábitos y charlar sobre el Hambre Emocional con ella le dije inmediatamente que sí. Hace mucho tiempo que nos conocemos y yo soy expositora en su Certificación como Coach en Hábitos.

En esta Masterclass de Valeria hablamos largo y tendido sobre qué es el hambre emocional, cómo reconocerlo y qué herramientas ayudan a la hora de resolverlo. No te la pierdas porque sólo estará disponible por un tiempo limitado. El acceso a la charla es completamente gratuito, si quieres verla sólo tienes que inscribirte aquí para recibirla.

Para aquellas de ustedes que quieran profundizar más les cuento ahora la segunda noticia: a partir de Diciembre estaré brindando el curso Mi Cuerpo Mi Tesoro, en el que he estado trabajando los últimos meses y por eso casi no he aparecido por las redes sociales (te daré más detalles del curso más adelante, pero desde ya puedes apuntarlo en tu calendario y estar atenta al anuncio.

Espero que disfrutes mucho de la charla, puedes dejarme aquí un comentario luego de mirarla.

2 thoughts on “Hambre emocional (no es lo que tú crees)

    1. Hola Lizbeth, es una muy buena pregunta. Todos los hambres tienen siempre un componente físico y uno emocional. Cuando el hambre se encuentra dentro de la zona no problemática, puede tratarse de hambre físico (el estómago demanda comida), o puede tener un componente emocional positivo como explicamos en la charla.
      En el caso de los antojos ocurre lo mismo: puede haber una necesidad física concreta, como ocurre muchas veces durante el embarazo, pero por lo general se trata de un fuerte componente emocional combinado con una alimentación que promueve desbalances. Por ejemplo: si estoy restringiendo demasiado el consumo de grasas, puedo tener antojo de comidas “grasosas”. Esto es porque mi cuerpo necesita compensar la falta de grasas en mi dieta. Pero otras veces puedo tener antojos de azúcar o sal y sin embargo que estén relacionados a una descompensación hormonal (en este caso no me falta azúcar o sal, hay que trabajar las hormonas). En definitiva, si bien los antojos tienen un aspecto físico real, normalmente hay muchas capas de emociones que trabajar para comprender su origen, mientras trabajamos los aspectos físicos en paralelo.

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